Desde hace varias décadas, el mundo ha tratado de transitar desde una respuesta efectiva hacia una prevención eficiente, en otras palabras, tomar acciones previas a la ocurrencia de un desastre, con el propósito de reducir los riesgos, gestionar riesgos nuevos y aquellos residuales.
Pero esta Reducción del Riesgo requiere medidas concretas que muchas veces cuesta visualizar y, además, cuesta separar la línea entre los preparativos para reducir los riesgos versus la respuesta propiamente tal.
El actual marco de Sendai refuerza el concepto de la Reducción del Riesgo, así como, el fortalecimiento de la participación de todos los actores que componen los distintos sistemas de cada país.
Por otro lado, la recientemente celebrada COP26 hizo fuerte hincapié en que los efectos del calentamiento global y, el consecuente cambio climático, va a generar una serie de efectos meteorológicos de fuerte incidencia en los países, especialmente aquellos menos desarrollados, aquellos con población en costas o isleños, y muchos otros.
La sequía, así como los eventos hidrometeorológicos extremos van a ser cada vez más frecuentes por lo que se prevén grandes recursos para la adaptación al cambio climático y lograr la anhelada meta de no sobrepasar los 1,5°C planteada desde el Acuerdo de París.
¿Y mientras tanto? las comunidades no pueden esperar a que se logre, o no, cumplir con las metas planteadas por la COP o por las intenciones que plantea el Marco de Sendai, que, además, es muy probable que la Pandemia hayan sido retrasadas fuertemente.
Es así que, nace este diplomado con el objetivo de que los asistentes puedan adoptar medidas concretas para la Reducción del Riesgo de Desastres, desde el nivel comunitario como local, de manera que puedan ser agentes activos en esta gran meta mundial y, que los desastres se reduzcan o que no impacten tan fuertemente.